Por
qué se recupera el peso perdido
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Septiembre
29, 2000 (SALUTIA) Hasta un 70 por ciento de la
variación de peso en las personas puede atribuirse
a componentes hereditarios y la lucha contra los
genes es aún más dura para las mujeres que lograron
recuperar la línea y quieren mantenerla. |
"El
95 por ciento de quienes adelgazan recobran el exceso
de peso antes de que pasen cinco años", se lamenta Claudia
Filozof, especialista en obesidad de la Universidad
John F. Kennedy, en Argentina. Junto con varios colegas,
Filozof examinó e identificó algunos de los factores
metabólicos o internos que predisponen al aumento de
peso. "Tal vez en pocos años podamos realizar en forma
rutinaria una serie de análisis para determinar la menor
o mayor tendencia a engordar de cada paciente, y a partir
de ahí implementar tratamientos personalizados", se
esperanza Filozof, quien además dirige el Centro de
Nutrición y Enfermedades Metabólicas y coordina el curso
de farmacología de la obesidad en la Universidad de
Buenos Aires.
Problema
de metabolismo
Uno
de los factores que permiten pronosticar el riesgo de
aumento de peso es el llamado Gasto Metabólico de
Reposo (GMR), algo así como la medida de la energía
que el organismo necesita para respirar o vivir aunque
esté todo el día recostado en la cama. Esto es lo que
popularmente se conoce como "el metabolismo" de cada
persona. "Este parámetro es proporcional a la masa corporal
y está determinado genéticamente", comenta Filozof.
Algunos
estudios muestran que las personas con un GMR bajo
corren mayor riesgo de subir diez o más kilos de peso,
aunque coman lo mismo y se muevan igual que otra persona
que se mantiene estable en la balanza porque goza de
un GMR alto. El GMR se puede estimar analizando
la composición del aire espirado, aunque no es un ensayo
de rutina. "Los pacientes que tienen un GMR bajo tal
vez requieran de ciertos medicamentos llamados termogénicos
para controlar el peso con mayor eficacia", sostiene
Filozof.
Como
existe una relación directa entre la masa muscular y
el GMR, a los hombres, que tienen más músculos que las
mujeres, les resulta más fácil adelgazar. Lo
bueno es que en el futuro los médicos y nutricionistas
podrán conocer este valor en todos sus pacientes y diseñar
esquemas adecuados para mejorar la línea y mantenerse.
La
grasa
Otro
indicador de la mayor o menor propensión a acumular
grasa en el cuerpo es el coeficiente respiratorio,
que indica la capacidad del organismo para degradar
u oxidar las grasas. Mientras más alto es este coeficiente
respiratorio, mayor es la tendencia a acumular reservas
adiposas. Para examinar su implicancia clínica, Filozof
y colegas de la Universidad de Buenos Aires y los Institutos
de Salud de Estados Unidos estudiaron a un grupo de
ocho ex obesos que habían perdido un promedio de 27
kilos y se mantenían estables dos a nueve meses después.
Y encontraron que su coeficiente respiratorio era más
elevado que el de otras ocho personas que nunca se habían
llevado mal con la balanza, tal como describe un reciente
número de la revista Obesity Research. "Un coeficiente
alto estaría indicando un mayor riesgo de que no se
pueda conservar la línea", dice Filozof.
Sin
embargo, está comprobado que la actividad física
es capaz de subir ese valor y contrarrestar la tendencia
a los excesos.
Todo
el día
Otro
factor que indica el riesgo de perder la silueta se
relaciona con la energía consumida durante la actividad
física espontánea que se ejecuta a lo largo del día,
por ejemplo, mover los hombros, los dedos o balancear
las piernas en la silla. Aunque parezca mentira, a lo
largo del día ese tipo de ejercicio puede consumir tantas
calorías como tres horas de bicicleta. "Esto es característico
de cada persona y se transmite por los genes", destaca
Filozof. "Lamentablemente todavía no hay formas simples
de determinarlo, aunque se presume que las personas
más inquietas son más remisas a aumentar de peso", indicó.
Según
el estudio de Obesity Research, el último indicador
de riesgo podría detectarse mediante un sencillo análisis
de sangre para medir los niveles de leptina.
Esta es una sustancia que emiten las células adiposas
para avisarle al cerebro que es necesario controlarse
en la mesa, y, según algunas evidencias, las personas
con tendencia a engordar tendrían adormecido ese mensajero.
Más allá de lo que coman o el ejercicio que hagan, la
mujer y el hombre tienen cientos de componentes genéticos
que influyen en su predisposición a subir de peso y
se estima que los médicos del futuro serán capaces de
distinguirlos para diseñar tratamientos a medida.
Octubre
2000
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Natalia
Jaramillo - Enfermera Licenciada, U.J.
Editora Contusalud.com
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