¿Cómo
entender la trascendencia de la noticia que hace unos
días le dio la vuelta al mundo? Muchos
han comparado este hito con la división del átomo o
la llegada del hombre a la Luna.
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Más allá de lo que significa en sí, son impresionantes
sus implicaciones, básicamente para la medicina.
En el futuro, muchas sentencias de muerte podrán
trocarse por veredictos de vida. |
Lo
Básico
El
genoma es una especie de "manual
de instrucciones del individuo", escrito en un idioma
único de cuatro letras o nucléotidos. En apariencia,
son pocas, pero resultan suficientes para registrar
todos los detalles del funcionamiento de un ser vivo
desde que es concebido hasta que muere.
El
principio es el mismo para todas las especies, desde
la más simple de las bacterias hasta el ser humano más
complejo. En los genes, este "código"
encierra la más completa información sobre los organismos.
Si se trata de personas, está codificado desde el color
de sus ojos o la textura de su cabello, hasta su predisposición
a padecer una multitud de enfermedades.
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Parece
increíble que tantísimos datos quepan en un sitio
tan infinitamente pequeño de la célula: su núcleo.
Allí dentro se encuentran los cromosomas,
22 que aporta la madre y otros 22 idénticos que
provienen del padre; el último es el llamado par
sexual: XX ó XY (la mujer solo puede aportar cromosomas
"X", mientras que el hombre puede aportar un "X"
o un "Y", de modo que es él quien determina el sexo
de sus hijos). |
En
total, 46 cromosomas, que en su interior llevan
–en largos hilos enrrollados– el ADN o ácido desoxirribonucleico,
la savia de la vida. Esta sustancia está compuesta
por cuatro subunidades químicas o nucleótidos, que
a su vez están formadas por un azúcar simple, un
grupo fosfato y una de las cuatro bases nitrogenadas:
adenina (A), timina (T), guanina (G) y citosina
(C). |
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El
ADN tiene una estructura de doble hélice y que forma
una especie de escalera de caracol cuyos peldaños son
precisamente los nucleótidos. Por regla, la adenina
siempre se une con una base de timina, y la guanina
hace pareja con la citosina; por eso los científicos
hablan de "pares de bases". De estas largas espirales
de ADN, algunos fragmentos conforman genes, pero la
gran mayoría –entre un 95 y un 97 por ciento– es ADN
de función desconocida, al menos hasta ahora.
En
términos especializados, se dice que "cada gen codifica
para una proteína", pero hay
que entender "proteína" en un sentido amplio: sustancia
que provee las componentes estructurales para crear
o mantener una célula, un tejido o la enzima necesaria
para determinada reacción bioquímica.
Como
en cualquier alfabeto, el orden de las letras lo dice
todo: algunas forman palabras –cortas o largas– y otras
simplemente están juntas, pero no significan nada. Lo
mismo ocurre con el genoma: el orden de los pares de
bases es el que determina cuál secuencia
es un gen y cuál no lo es, qué gen está mutado y si
esto causará problemas al individuo (o los ha provocado
ya).
Analisis de genes
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El
gigantesco trabajo de desciframiento del "gran libro
de la vida" confirma que el hombre posee menos genes
de lo previsto -alrededor de 30.000- esto es, apenas
dos veces más que una mosca. |
La
complejidad del organismo humano no se explica por la
cantidad superior de genes; La mayor diferencia entre
el hombre y la mosca es la complejidad de nuestras proteínas.
Se
habla de "el" genoma y no de "los" genomas porque, pese
a que toda la gente es distinta entre sí, existe una
enorme unidad en esta vasta diversidad: todos tenemos
igual cantidad de cromosomas, idénticos genes situados
en las mismas ubicaciones de los respectivos cromosomas,
y las mismas largas distancias de ADN sin función conocida.
Y en cada célula de nuestro organismo es posible encontrar
esta suma ingente de material genético: los 23 pares
de cromosomas, los 30.000 ó más genes y unos
3.000 millones de pares de bases, la cifra total que
compone el ADN del ser humano. Cualquier célula con
núcleo contiene lo mismo, provenga esta de sangre, semen,
un cabello con raíz o un trozo de piel.
Replicación del ADN
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Un
proyecto ambicioso
La
carrera por escudriñar las profundidades de la célula
se inició hace muchos años, pero no fue sino hasta octubre
de 1990 cuando se constituyó oficialmente el Proyecto
Genoma Humano (PGH), un esfuerzo internacional inicialmente
previsto para durar 15 años (hasta el 2005). Sus objetivos,
claramente establecidos desde el principio, incluían:
identificar y ubicar todos los genes del ser humano
y determinar el orden de los 3.000 millones de nucleótidos
del ADN. Pero además de mapear, secuenciar y hallar
genes, el proyecto lidia con dos retos más: almacenar
y analizar toda la información obtenida, y evaluar concienzudamente
las implicaciones éticas, legales y sociales que surgen
de la disponibilidad de estos datos.
Fue
la empresa privada la que dio un giro inusitado al ritmo
de este proyecto colosal. Y aunque son muchas las compañías
no estatales que se han involucrado en la investigación,
convencidas de que invertían en una mina, uno solo es
el nombre que resuena hoy: Celera Genomics.
Utilidades
del proyecto del Genoma Humano:
*
Predecir la aparición de enfermedades: que consideran
que gran parte de las enfermedades tienen un componente
genético, estiman que se podría identificar la predisposición
a ciertos males y así atacarían antes de que se presente.
* Intervenir mejor ante la aparición de las enfermedades:
estiman que al conocer con más exactitud el funcionamiento
de los genes, se podrán desarrollar terapias que los
reemplacen o los frenen cuando anden mal.
* Aportar tratamiento más personalizados: se
desarrollarán "Chips Genéticos", una tecnología
que posibilitará encontrar el medicamento según el perfil
que presente cada paciente.
Mapear
y secuenciar
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Mapear
o hacer un mapa genético implica identificar y
ubicar ciertos "marcadores" o puntos de referencia
a lo largo de los 23 pares de cromosomas. Estos
"marcadores" son secuencias de nucleótidos con
una constitución bioquímica única, lo cual permite
utilizarlos como "faros" o "guías" a partir de
los cuales se ubican nuevos genes.
El
mapa genético se empezó a confeccionar hace muchos
años y continuamente se le añaden nuevos "marcadores".
Cuando todos los genes del ser humano hayan sido
debidamente identificados y además ubicados en
un locus (sitio específico) de alguno de los 23
cromosomas, se habrá concluido el mapeo del genoma
humano.
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Sin
embargo, es necesario ir más allá. Si se pretende que
toda esta información sea de utilidad, hay que determinar
el orden exacto de las "letras" o pares de bases que
componen cada gen. Si no, ¿contra qué se podría comparar
la secuencia genética de un individuo "x" para hallar
diferencias que sugieran predisposiciones a enfermedades
o expliquen características de su apariencia física?
De
modo, que el paso siguiente es secuenciar. De esto se
encarga una máquina llamada secuenciador automatizado,
en donde se introducen fragmentos de ADN de un largo
determinado (normalmente estas máquinas no tienen capacidad
para fragmentos de más de 500 pares de bases). Con la
ayuda de tinturas fluorescentes fabricadas sintéticamente,
cada nucleótido se tiñe de un color diferente y el computador
"traduce" colores en letras para arrojar la información
de la secuencia.
Esto
es solo un ejemplo: ATGCTTATGAAGTCACTGTGAACCATCG...
etcétera.
Exactamente
el mismo procedimiento de secuenciación que se practica
a los genes y "marcadores", debe hacerse a todo el resto
del ADN, también al 95 ó 97 por ciento considerado hasta
ahora como "ADN basura". Cuando se localice la totalidad
de los genes, se logre descifrar la secuencia nucleotídica
de todos los fragmentos, se sepa para qué sirven y en
cuál cromosoma están, podrá decirse que está terminado
el Proyecto del Genoma Humano.
En
teoría, cuando ese día llegue se sabrá exactamente cuál
proteína produce cada gen y para qué sirve, y esto abrirá
un universo de alternativas para la medicina, tanto
en el ámbito de la prevención como en el del tratamiento.
Nadie
dijo que sería fácil, pero hay consenso en que los resultados
del proyecto serán impresionantes. Descodificado el
"territorio genético" del ser humano y develados los
secretos de todos sus procesos, la humanidad habrá entrado
de lleno en el siglo de la biología molecular, nuestra
próxima revolución.
Glosario
GENOMA:
Código genético necesario en la creación de una criatura
viva, ya sea vegetal, animal o humana. El mapa genético
incluye el ADN (ácido desoxirribonucleico), una larga
secuencia molecular de fosfato y azúcar en forma de
una cadena de dobles hélices, compuesta por eslabones
interconectados, llamadas bases. La primera secuencia
del genoma humano fue publicada el 26 de junio de 2000.
CROMOSOMA:
La microscópica y filiforme parte de la célula que
contiene los datos hereditarios en forma de genes.
GEN:
Sección de la cadena del ADN que determina la síntesis
de las proteínas, que dominan todos los procesos de
vida. El término gen procede del griego "genos," que
significa origen o nacimiento.
SECUENCIA:
Lectura de las bases del ADN, que comprende cadenas
de bases designadas por las letras A, C, G y T (adenina,
citosina, guanina y timina). La secuencia requiere dividir
el ADN en pequeños fragmentos para, a continuación,
reunir y recomponer los datos.
PROTEINAS:
Substancias controladas por los genes que virtualmente
componen todo lo que constituye el cuerpo y son además
responsables de la activación de los genes.
MEDICINA
GENETICA: Las disfunciones de los genes han
sido vinculadas a miles de trastornos, desde problemas
cardíacos, pasando por la diabetes o el asma, hasta
la obesidad o el Alzheimer. Los médicos esperan poder
utilizar el genoma para crear medicinas que bloqueen
la acción del gen que esté causando el mal, y poder
así detener o invertir la enfermedad. El primer paso
será probablemente instrumentos de diagnóstico para
revelar la predisposición genética a un trastorno.
TERAPIA
GENETICA: Una utilización experimental en
la que un gen anómalo es sustituido por uno correcto.
El nuevo gen es enviado como caballo de Troya. Se introduce
en el interior de un virus incapacitado, con el que
se desplaza por todo el cuerpo, "infectando" las células
con la secuencia genética de sustitución. El tratamiento
ya fue utilizado con éxito en varios bebés con problemas
de inmunodeficiencia, pero se reveló trágicamente inconveniente,
al morir un joven norteamericano con un serio problema
renal. El caso suscitó muchas dudas acerca de los conocimientos
reales disponibles hasta ahora sobre la compleja interacción
de los genes.
Febrero
2001
Tomado
y adaptado de:
1)
"Las entrañas de la vida" Revista Dominical
La Nación, Costa Rica
2)
"El Gran Libro de la Vida" Dominical El Tiempo,
Colombia
Imagenes
adaptadas de: DOE Human Genome Program http://www.ornl.gov/hgmis.
Natalia
Jaramillo - Enfermera Licenciada, U.J.
Editora Contusalud.com
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