PRE-ECLAMPSIA Y ECLAMPSIA

INTRODUCCIÓN

Los programas de control prenatal son la mejor forma de disminuir las complicaciones que pueden ocurrir durante el embarazo. Así se asegura el bienestar tanto del niño como de la madre y se previenen complicaciones.

Una de las medidas preventivas que se llevan a cabo en las visitas prenatales al médico es el control de la presión sanguínea (tensión arterial), ya que permite detectar a tiempo una de las enfermedades más graves que pueden presentarse en la mujer embarazada: la hipertensión inducida por el embarazo, la preeclampsia y la eclampsia.

DEFINICIÓN

En algunas mujeres, por causas que aún no han podido ser bien establecidas, la tensión arterial aumenta de manera inesperada durante el embarazo. Si antes del embarazo la paciente tenía cifras de presión sanguínea normales (por debajo de 140/85 mmHg), la enfermedad se denomina hipertensión inducida por el embarazo.

Como sinónimo de esta condición se utiliza el término toxemia del embarazo, debido a que cuando fue descubierta la enfermedad se sospechó que se debía a la presencia de algún tipo de sustancia «tóxica» en el organismo de la mujer. Este desorden afecta a cerca de 7 de cada 100 mujeres gestantes.

PRECLAMPSIA

La preeclampsia, otra forma de la enfermedad, es la elevación de la presión arterial asociada a anormalidades en la función del riñón, que pueden manifestarse con la retención de líquidos en otros órganos (edema) y concentraciones altas de proteínas en la orina; de allí que el examen de orina sea parte de la rutina del control prenatal.

ECLAMPSIA

La eclampsia, por su parte, es la complicación más grave de la enfermedad y este nombre se aplica a las pacientes con hipertensión asociada al embarazo, preeclampsia y convulsiones.

Síntomas de eclampsia

  • Retención de líquidos.
  • Hinchazón en la cara, manos y piernas.
  • Valores elevados de la presión arterial.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Dolor en la parte superior del abdomen.
  • Visión de manchas luminosas.

CONSECUENCIAS QUE PUEDE TENER LA ECLAMPSIA

Lo normal es que haya un flujo constante de la sangre que llega al feto a través de la placenta. Entonces el aumento crónico y sostenido de la tensión arterial modifica los vasos sanguineos que nutren la placenta, lo que lleva a retraso en el crecimiento fetal y a que el pequeño tenga bajo peso al nacer. Además, las infecciones pueden afectar seriamente al recién nacido, quien, además, puede presentar complicaciones respiratorias graves.

La madre con hipertensión inducida por el embarazo puede sufrir complicaciones severas, tanto durante la gestación como al momento del parto o luego del nacimiento del niño. La hipertensión arterial de la preeclampsia produce daño en múltiples órganos, principalmente en el sistema nervioso (hemorragia cerebral) y los riñones (insuficiencia renal).   

El recien nacido está expuesto a todas las complicaciones del retardo en el desarrollo y a la pobre nutrición que recibió mientras estaba en el útero.

Manifestaciones en la madre

En la madre es frecuente la aparición de algunos cambios que hacen sospechar la enfermedad. Usualmente, la preeclampsia se presenta en la segunda mitad del embarazo, lo cual ayuda a distinguirla de la mujer hipertensa desde antes del embarazo. Los síntomas generalmente son leves, y se manifiestan como retención de líquidos, la cual se presenta como aumento de peso, hinchazón en la cara, manos y piernas.

Manifestaciones

  • Elevación de la presión arterial.
  • Mal funcionamiento de los riñones.
  • Retención de líquidos.
  • Eliminación de proteínas en la orina.
  • Convulsiones.

Sin embargo, un gran número de mujeres no tiene síntomas definidos, con excepción de valores elevados de la presión arterial que sólo pueden ser detectados durante la evaluación médica prenatal. Por otro lado, la aparición súbita de dolor de cabeza muy intenso, dolor en la parte superior del abdomen y visión de manchas luminosas, indican la inminencia de eclampsia, la forma más severa de la enfermedad, que es una causa frecuente de muerte materna y fetal.

Prevención de la Hipertensión

Puesto que la mayoría de las veces la preeclampsia no produce cambios identificables por parte de las pacientes, la detección de la enfermedad es uno de los objetivos de la consulta prenatal. La medición repetida de la presión arterial durante la consulta médica brinda la oportunidad de diagnosticar la hipertensión.

Además, el médico puede identificar grupos de pacientes en las cuales es más probable la enfermedad, tales como las adolescentes, las que tienen su primer embarazo después de los treinta años, el sobrepeso o el antecedente de hipertensión arterial. Igualmente, las mujeres con diabetes y las que tienen embarazo múltiple (gemelos o trillizos) están en riesgo de padecer preeclampsia o eclampsia. En consecuencia, nunca sobra hacer énfasis en la importancia del control prenatal llevado a cabo con juicio.

Consecuencias sobre el bebé

  • Retraso del crecimiento fetal.
  • Bajo peso al nacer.
  • Predisposición a infecciones.
  • Complicaciones respiratorias graves

TRATAMIENTO

La mayoría de mujeres afectadas por hipertensión durante el embarazo, padecen enfermedades leves que no requieren hospitalización. Cambios en la dieta, tales como aumento moderado en el consumo de proteínas, las cuales se pierden por la orina, y el reposo sobre uno de los costados, para que el útero aumentado de tamaño no altere la irrigación sanguínea en el abdomen, pueden ser suficientes para controlarla.

Antes los médicos recomendaban disminuir el consumo de sal (como en las demás formas de hipertensión), pero esta indicación ha cambiado y ya no se aplica a la enfermedad hipertensiva inducida por el embarazo. En otras ocasiones la severidad de la enfermedad hace necesario el uso de medicamentos antihipertensivos, los cuales únicamente pueden ser formulados y controlados por profesionales capacitados.

Sin embargo, el tratamiento más útil y definitivo para los casos más graves es la terminación temprana del embarazo, mediante operación cesárea o inducción del trabajo de parto, asegurando siempre que el feto ha alcanzado un estado de madurez que le permite sobrevivir fuera del útero.

En la mayoría de pacientes la hipertensión disminuye progresivamente luego del parto y su estado de salud se normaliza hacia la sexta semana después del nacimiento del bebé; al mismo tiempo desaparece la pérdida de proteínas en la orina. Sin embargo, una parte de las pacientes puede tener como secuela la persistencia de hipertensión arterial.

El riesgo de que la enfermedad se presente en un embarazo posterior no es muy elevada, pero es conveniente mantener orientación médica antes de planear el siguiente embarazo.

Mujeres en Riesgo

  • Primerizas después de los 30 años de edad.
  • Mujeres con antecedentes de hipertensión arterial.
  • Pacientes con diabetes.
  • Mujeres con embarazo múltiples.
Enero 2001
Adaptado de SaludHoy
Natalia Jaramillo - Enfermera Licenciada, U.J.
Editora Contusalud.com