DEFINICION
La
Artritis Reumatoidea, una enfermedad inflamatoria autoinmune,
ocurre cuando el recubrimiento de las articulaciones,
-la membrana sinovial, se inflama como resultado de
un proceso complicado en el cual el sistema inmunológico
del propio organismo se ataca a si mismo.
ANATOMIA
DE LA ARTICULACION
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Su
caracteristica distintiva es la presencia de sinovitis
persistente, conduciendo a daño articular
y óseo. A medida que se extiende la membrana
sinovial engrosada a los huesos y cartílagos causa
hinchazón.
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Adicionalmente,
se liberan enzimas que gradualmente digieren el tejido
del hueso, cartílago, ligamento y músculo. El espacio
entre las articulaciones disminuye y pierden su forma
y alineación. Esta inflamación crónica restringe el
movimiento y causa severos dolores, rigidez, calor,
enrojecimiento e hinchazón de las articulaciones.
La
enfermedad sigue un curso variable y difícil de predecir,
pero no cabe duda que es una de las condiciones clínicas
más incapacitantes, tanto por la severa deformidad articular
que provoca, como por la sintomatología dolorosa que
la acompaña. Para muchas personas, la enfermedad va
y viene. Otras experimentan síntomas continuamente por
algunos años y para otros, los síntomas van a remisión
por otros años. Pero a pesar de estar en remisión los
síntomas sin embargo, puede estar presente la limitación
en la función de la articulación así como las deformidades
de la misma.
El
diagnóstico de artritis reumatoide es devastador y el
manejo integral de los pacientes exige del médico toda
su capacidad de compromiso, comprensión y apoyo, pues
las estrategias terapéuticas disponibles apenas si permiten
cierto control sobre la progresión de la enfermedad
y el tratamiento es, en gran parte, de tipo paliativo.
Es
la forma de artritis mas discapacitante, puede terminar
con las articulaciones deformadas y sueltas, perdida
de motilidad y disminución de la fuerza. Como ninguna
otra forma de artritis, la artritis reumatoidea puede
afectar a mas de una articulación a la vez y puede causar
problemas en órganos como los ojos, pulmones y corazón.
También puede producir pequeños tumores no dolorosos
debajo de la piel llamados nódulos reumatoides.
Causas
de Artritis Reumatoidea
La
artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune de
causa desconocida y multifactorial; si bien se ha propuesto
que su desarrollo es el resultado de la aparición de
una respuesta inmune anormal a un agente infeccioso
en un individuo con susceptibilidad inmunogenética,
los mecanismos subyacentes a este proceso no se conocen
todavía. Entre los microorganismos desencadenantes,
los candidatos posibles incluyen citomegalovirus, parvovirus,
virus de la rubéola y virus de Epstein-Barr.
Ha
sido demostrada a cabalidad la relación entre artritis
reumatoide y ciertos antígenos de clase II del complejo
mayor de histocompatibilidad (HLA, por la sigla inglesa
Human Leukocyte Antigen), en particular los aloantígenos
HLA-DR1, HLA-DR4, HLA-DR10 y HLA-DR14, pues su expresión
en la superficie de las células presentadoras de antígenos
es mayor en los pacientes con artritis reumatoide, que
en los individuos sanos.
Las
complejas interacciones entre linfocitos T activados,
macrófagos, células sinoviales y osteoclastos, que determinan
la destrucción del cartílago articular y el tejido óseo
subyacente.
Manifestaciones
Clínicas
En
etapas iniciales la enfermedad puede manifestarse por
cansancio, anorexia y malestar generalizado; luego aparece
dolor articular y sinovitis. Aunque puede comprometer
cualquier articulación, con mayor frecuencia afecta
las articulaciones interfalángicas proximales, metacarpofalángicas
y radiocarpianas, en primera instancia. Es usual que
tenga una distribución simétrica y se acompañe de rigidez
matutina, la cual aunque está considerada como un rasgo
característico de esta entidad, en realidad es poco
específica.
El
compromiso articular resultante de la inflamación de
la membrana sinovial ocasiona calor local, dolor y limitación
funcional, de grado variable; el eritema es poco frecuente
y el dolor articular es causado por distensión de la
cápsula articular, casi siempre como resultado de la
acumulación de líquido sinovial. La evolución de la
artritis reumatoide comprende varias fases, desde la
presentación de los antígenos a las células T y la proliferación
incontrolada de sinoviocitos y fibroblastos, hasta la
anquilosis de la articulación. Mientras que las etapas
iniciales cursan asintomáticas, el grado de lesión estructural
a partir de la fase 4 es tan prominente que ocasiona
síntomas prominentes.
TRATAMIENTO
DE LA ARTRITIS REUMATIODEA
Hasta
el momento no está disponible una terapia capaz de revertir
por completo el daño tisular causado por la artritis
reumatoidea; no obstante, están disponibles varias alternativas
efectivas para controlar la progresión de la enfermedad
y ofrecer alivio sintomático. Si bien el tratamiento
debe ser individualizado, existen algunos parámetros
generales, que vale la pena tener en cuenta.
Para
un manejo óptimo de los enfermos se requiere de un diagnóstico
temprano y el comienzo oportuno de aquellos medicamentos
capaces de reducir el daño y la deformidad de las articulaciones.
Desde el momento del diagnóstico se debe educar al paciente
sobre su enfermedad y ofrecer apoyo físico, ocupacional
y psicológico. De igual manera hay que concientizar
al paciente respecto a la importancia de los controles
médicos periódicos, sobre todo cuando está recibiendo
terapia con drogas modificadoras de la enfermedad, pues
éstas pueden causar efectos secundarios indeseables
que deben detectarse a tiempo y ameritan un cuidadoso
seguimiento con pruebas hematológicas, así como de función
renal y hepática.
Opciones
farmacológicas
1.
Antiinflamatorios no esteroideos (AINES)
Constituyen
la estrategia inicial para el tratamiento de la artritis
reumatoide y con ellos se busca reducir el dolor y limitar
el edema articular, pero no modifican el curso de la
enfermedad. La respuesta a estos medicamentos es bastante
variable y diferente para cada uno de ellos. Su mecanismo
de acción común es la inhibición de la enzima ciclooxigenasa
(COX), que interviene en la síntesis de prostaglandinas
y es por esto que poseen un efecto antiinflamatorio,
analgésico y antipirético. En los últimos dos años se
han desarrollado los inhibidores selectivos del tipo
2 de la enzima ciclooxigenasa, más conocidos como anti-COX-2.
Estos compuestos, que incluyen nabumetona, celecoxib,
rofecoxib, nimesulide, meloxicam y etodolac, ofrecen
un importante efecto antiinflamatorio sin inducir trastornos
gastrointestinales.
2.
Corticosteroides
La
mayoría de los autores recomiendan dosis intermitentes
de corticosteroides, hasta 15 mg al día de prednisolona
o su equivalente. Las principales limitaciones en el
uso de estos compuestos son la dificultad para suspenderlos
y la aparición de complicaciones tales como osteoporosis,
deterioro del sistema inmunológico con el subsecuente
incremento en el riesgo de infecciones, trastornos en
el metabolismo de la glucosa, atrofia cutánea, cataratas
y miopatías proximales.
3.
Drogas antirreumáticas modificadoras de la enfermedad
Este
grupo de medicamentos incluye compuestos de familias
farmacológicas muy diferentes, pero con una característica
común y es su capacidad para alterar la progresión de
la artritis reumatoide. Los más utilizados comprenden
hidroxicloroquina, sulfasalazina, aurafín, sales de
oro, D-penicilamina, metrotexate, azatioprina y la recién
aprobada leflunomida. Esta última es un agente inmunomodulador,
que interfiere con la activación de los linfocitos T.
OTRAS
FORMAS DE ARTRITIS
Octubre
2000
Fuente:
Intellihealth - Iladiba
Traducido por Natalia Jaramillo - Enfermera Licenciada,
U.J.
Editora Contusalud.com
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