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EDITORIAL
EL
MEDICO DE HOY ANTE EL SUFRIMIENTO
Cartagena
de Indias, Mayo 29 de 2000
Nos
encontramos actualmente ante una sociedad cuyos paradigmas
principales son el poder, el dinero, el placer, como
sus valores m�s primordiales, lo que naturalmente
genera una autom�tica aversi�n a todo lo que representa
dolor y sufrimiento, sin embargo, no hay quien a lo
largo de su vida no haya experimentado alg�n episodio
doloroso en su vida, ya sea por causa de una enfermedad,
ruina econ�mica, perdida de un ser querido, nuestro
destino est� ineludiblemente asociado al dolor y al
sufrimiento f�sico o moral en nuestro paso por la
vida, el dolor humanamente hablando pareciere que
no tiene finalidad ni sentido, �Cual
es el sentido de tanto dolor y sufrimiento que vemos
en nuestro entorno y el mundo? �Tiene el dolor alguna
trascendencia para el hombre?
El
medico en su vida laboral de cada d�a se ve enfrentado
m�s que ning�n otro profesional a la realidad del
sufrimiento y de alguna manera nos vemos involucrados
emocionalmente, aunque no lo queramos, en el entorno
familiar y personal del enfermo que sufre, nos afecta
y duele nuestro paciente que sufre y muere, situaci�n
que nos obliga a adoptar una actitud ante esa realidad:
o nos insensibilizamos y tornamos indiferentes ante
esa situaci�n o la asumimos con Fe y esperanza para
dar aliento y fortaleza a nuestros pacientes y su
familia. Creo que esta ultima actitud es la mas sana
y adecuada ya que al trasmitir un mensaje de paz,
aliento y esperanza al que sufre, ello tambi�n nos
trae paz y alegr�a a nuestra vida.
Como
m�dicos que enfrentamos al dolor cada d�a, nos convertimos
tambi�n en alguien que adem�s de procurar sanar con
sus conocimientos cient�ficos, se esfuerza por llevar
consuelo, alegr�a, esperanza y paz a sus enfermos,
pero esta paz esperanza que pretendemos transmitirle
a nuestros pacientes debe nutrirse a si mismo de la
fuente suprema que la origina: Dios. Debemos preocuparnos
por hacer crecer en nosotros esa Fe y confianza en
Dios, la �nica manera que podamos hacerles entender
a nuestros enfermos que sufren que el dolor tiene
un sentido trascendente y elevado es cultivando en
nosotros mismos la Fe y la esperanza, pues nadie da
de lo que no tiene, que alegr�a para un enfermo terminal
el que su medico que adem�s le trata con su ciencia
y sabidur�a, le gu�a, le conforta y da una esperanza
de que su vida f�sica aunque se termine, trasciende
a la eternidad, pues existe en cada ser humano el
ansia, el deseo, de vida eterna y esa sed de vida
y felicidad solo la puede llenar Dios.
En
medio de una sociedad cada vez m�s secularizada que
rehuye de todo lo que represente sacrificio y dolor,
nosotros como m�dicos que lidiamos d�a a d�a con el
dolor, debemos asumir con fortaleza y valent�a nuestro
papel de portadores de Fe y esperanza, de consoladores
y apoyo para nuestros enfermos, porque esto tiene
merito y un valor infinito que Dios nos recompensar�
en la eternidad.
Gabriel
Ibarra, M.D. - Orlando
Jr. Bustillo, M.D.
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