INTRODUCCION
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Mientras
los varones han encontrado en el Viagra la solución
de las disfunciones eréctiles, no parece que las
mujeres vayan a resolver sus frecuentes problemas
sexuales con una píldora. |
No
obstante, los investigadores tratan, con metodologías
científicas, de conocer a fondo la sexualidad femenina.
A Irwin Goldstein, el padre del Viagra, profesor de
Urología de la Universidad de Boston (EEUU) y el hombre
que más ha contribuido a definir los modernos conceptos
sobre la disfunción eréctil, ya no le apasiona la impotencia,
al menos, la que tiene que ver con los varones.
A
Goldstein lo que científicamente le motiva hoy en día
son las disfunciones sexuales femeninas. De hecho, él
y un grupo de expertos procedentes de múltiples campos
de la biociencia y la psicología están dispuestos a
afrontar, con toda la metodología científica al alcance
de este fin de milenio, uno de los problemas de salud
más frecuentes que tienen las mujeres: la disfunción
sexual.
Prueba
de que sus esfuerzos están dando frutos ha sido la brillante
reunión científica que se ha llevado a cabo el pasado
fin de semana en Boston. Con una asistencia de 450 especialistas,
Goldstein ha coordinado un encuentro de tres días en
el que se han actualizado -de una forma exhaustiva-
los problemas sexuales que sufren las mujeres, que son
muchos.
Es
la primera vez que se reúnen para hablar de lo mismo
un número importante de psicólogos urólogos, ginecólogos,
médicos de familia, psiquiatras, neurólogos y sociólogos,
todos interesados en conseguir un consenso adecuado
sobre cuáles son las razones que hacen de la disfunción
sexual un problema tan frecuente en las mujeres y cómo
se debe abordar su tratamiento. Es la primera vez que
se impone de una forma tan clara la necesidad de conseguir
la mejor de las metodologías científicas que exploren
los problemas sexuales y que ayuden a buscar soluciones
para ellos.
¿Cuáles
son los problemas?
Lo
primero que hay que hacer para enfrentarse a una patología,
cualquiera que sea, es definirla y clasificarla. Aunque
las disfunciones sexuales femeninas (DSF) están bien
abordadas en el DSM-IV -el manual de clasificación de
enfermedades psiquiátricas que impera en buena parte
del mundo-, los nuevos pioneros del estudio de las DSF
creen que se puede mejorar su clasificación.
-
Trastornos del deseo sexual
- El
deseo hipoactivo: es la deficiencia persistente
o recurrente (o la ausencia, incluso) de fantasías
sexuales o del deseo de actividad sexual. Condición
añadida a este problema, como a otros muchos,
es que la falta de deseo preocupe seriamente a
la mujer.
- Aversión
sexual: la fobia persistente o recurrente que
conlleva evitar todo contacto sexual con un compañero.
- Trastornos
que afectan a la excitación femenina.
Es un problema de difícil definición que consiste
en la incapacidad permanente o recurrente para conseguir
o mantener la excitación. El dato que mejor define
este trastorno es la incapacidad de lubricación de
la vagina y la dificultad que esta carencia añade
a la penetración del pene.
- Trastornos
del orgasmo: La
dificultad de conseguirlo, incluso a pesar de que
se ha alcanzado un nivel elevado de excitación sexual.
-
Dolores.
- Dispareunia:
el dolor genital provocado por la penetración.
- Vaginismo:
el espasmo involuntario de la musculatura del
tercio externo de la vagina que interfiere con
la penetración. El dolor genital que no está relacionado
con la penetración sino con otro tipo de estímulos
sexuales. «En cualquier caso, hay que ser conscientes
de que las mujeres no se quejan tan sólo de falta
de respuesta genital, lo que más echan en falta
es la ausencia de pasión, de amor, de romance
y, en general, de placer sensual.
¿Cuál
es la respuesta sexual?
De
la misma manera que la excitación sexual en los varones
conduce a la erección, en las mujeres el deseo y la
estimulación conlleva cambios en su fisiología genital.
«Los labios mayores, los menores, el clítoris, el glande
periuretral, la uretra, el punto G, quizá el cuello
del útero, y el músculo pubo coxígeo son algunos de
los muchos puntos erógenos que tiene una mujer», afirmó
en su explicación sobre la fisiología femenina Roy Levin,
del Departamento de Ciencias Médicas de la Universidad
de Sheffield, en el Reino Unido.
El
simple deseo, la atracción y, por supuesto, la estimulación
de algunos de estos puntos activan las abundantes terminaciones
nerviosas que hay a esos niveles y el cerebro se inunda
de señales sexuales. Como respuesta a estos estímulos,
el sistema nervioso prepara a los órganos sexuales para
una penetración fácil y placentera que culmine al final
en un orgasmo.
El
corazón aumenta los latidos, se eleva la tensión arterial
y la sangre congestiona la vagina, el útero y el clítoris
dando la sensación de que toda la pelvis está llena.
Una congestión que dilata las arterias, probablemente
constriñe las venas y provoca un trasudado que aumenta
la lubricación de la vagina y facilita el rozamiento
del pene en su interior. Según Levin, «existen, incluso,
cambios vaginales y uterinos encaminados a facilitar
el ascenso de los espermatozoides hacia el interior
de la matriz, tras la eyaculación».
Cuanto
mayor es la estimulación física y genital, mayor es
la vasocongestión genital y más aumenta el deseo de
su resolución a través del orgasmo.
¿Se
puede medir la excitación?
Al
menos eso está tratando el grupo de investigadores que
dirige Irwin Goldstein. En la octava planta del Boston
Hospital hay un laboratorio singular. Basado en los
datos que mejor se conocen sobre la fisiología de la
respuesta sexual femenina, los colaboradores de Goldstein
estudian a un grupo de mujeres que se quejan de falta
de excitación sexual. También en ese laboratorio, que
dirige la doctora Jennifer Berman, se investiga en voluntarias
sanas los cambios fisiológicos que provoca la excitación
sexual.
Ver
una diapositiva de cómo se trabaja en ese cuarto es
todo un espectáculo. La mujer recostada en una camilla
confortable con un casco de realidad virtual en su cabeza.
Aislada del entorno, el casco hace llegar a la paciente
un vídeo pornográfico de una gran calidad, de acuerdo
con los expertos. Colocada al lado de la cama, una investigadora
introduce en la vagina de la fémina una especie de falo
que servirá para medir la vasocongestión de la vagina.
También le medirán, mediante un eco-doppler, los cambios
de la vasculatura del clítoris comprobando hasta dónde
la excitación sexual eleva el flujo de este órgano tan
sensible de las mujeres.
¿Para
qué se mide la excitación?
Muchos
de los que impulsan el conseguir el mayor número de
datos objetivos sobre la disfunción sexual de las mujeres
lo hacen pensando en el Viagra. Puesto que la prevalencia
de la disfunción sexual femenina es, en casi todos los
países, mayor que la de los hombres, encontrar un tratamiento
médico que baje esas cifras sería un hito para cualquier
industria que se dedica a los medicamentos.
Sin
embargo, desde hace mucho tiempo ningún nuevo producto
de farmacia o indicación para un fármaco viejo se autoriza
si no hay datos detrás. Y de la misma forma que el Viagra
se puso en el mercado con la demostración frente a un
placebo de que el medicamento era eficaz, cualquier
nuevo producto contra la disfunción sexual femenina
deberá autorizarse tras analizar parámetros en los que
no haya sesgo.
¿Servirá
el Viagra a las mujeres?
Probablemente no. El equipo de Goldstein ha investigado
a fondo los efectos del sildenafilo y tiene algunos
datos prometedores. Sin embargo, son estudios abiertos,
de muy pocas pacientes y utilizando parámetros subjetivos
poco reproducibles. «Los ensayos controlados que hay
con el Viagra y mujeres y que se presentarán dentro
de poco en la reunión de la American Society of Obstetric
& Gynecology no son alentadores», aseguró en su charla
sobre fármacos vasoactivos y disfunción sexual el doctor
Raymond Rosen, uno de los máximos expertos mundiales
en el tema.
¿Qué
fármacos usar entonces?
De
momento, lo que sí está indicado en las disfunciones
sexuales de las mujeres menopáusicas es la terapia hormonal
sustitutoria. Sin el concurso de los estrógenos y la
progesterona no hay forma de paliar los trastornos de
la excitación sexual que puedan presentarse. Aún no
se ha definido el papel de la testosterona o de la DHEA
para elevar la libido. Lo que sí se sabe es que esa
hormona, típicamente masculina, puede tener un papel
importante en la sexualidad de las mujeres y que se
necesitarán más estudios para definir si habrá que usarla
o no en el futuro.
¿Y
la psicoterapia?
No
sólo no debe relegarse, empujada por la actual corriente
biologicista, sino que habría que potenciarla más. La
psicoterapia ha demostrado su valor en los trastornos
orgásmicos y puede ser de utilidad en muchos otros.
La sexualidad femenina es mucho más complicada que la
de los varones y nadie serio puede negar la trascendencia
de los procesos psicológicos en la mayoría de las quejas
sexuales femeninas. Lo mejor es la combinación multidisciplinaria
rigurosa de lo físico - químico y psicológico.
Viagra:
satisfechos ellos pero, ¿y ellas?
El
sildenafilo es uno de los grandes avances farmacéuticos
de los últimos años. El Viagra ha devuelto la potencia
a una buena parte de los varones con disfunción eréctil
y está, al parecer, mejorando espectacularmente las
dotes de aquellos que no son en realidad impotentes.
En todas las encuestas, el Viagra ha conseguido satisfacer
a una gran mayoría de aquellos que la usan. Sin embargo,
¿ha servido este fármaco para mejorar la vida sexual
de las mujeres de la misma manera que la de sus compañeros
con disfunción eréctil? Hay datos que indican que el
producto no ha logrado entre las mujeres la misma aceptación.
En
una encuesta realizada en un gran hospital de Milán
(Italia) entre las compañeras de varones tratados con
el Viagra el grado de satisfacción no fue muy elevado.
En el 29% de los casos, las mujeres consideraron no
estar satisfechas con los buenos resultados que mostraban
sus maridos Casualmente, el 75% de las mujeres que no
reconocían valor al Viagra manifestaron tener algún
tipo de disfunción sexual. De acuerdo con uno de los
autores del trabajo, el doctor Francesco Montorsi, en
Italia es muy poco frecuente que los hombres presenten
a un especialista un problema de impotencia acompañados
de su pareja estable. Lo mismo pasa, al parecer, en
España.
Los
expertos creen que la función sexual de las mujeres
de los afectados de disfunción eréctil debería investigarse.
Denuncias feministas Una información publicada por la
BBC, titula que el Viagra para mujeres será una realidad
en tres años. La BBC cita la reunión de Boston como
fuente y pone en boca de Laura Berman, una de las colaboradoras
de Goldstein, declaraciones que corroboran el titular.
La noticia no se ajusta a la realidad de lo que ocurrió
en esa reunión científica. Precisamente esta publicidad
errónea es lo que muchas feministas de prestigio en
EEUU temían que ocurriera.
Tanto
en Angeles Times como en el Boston Globe se han publicado
artículos muy duros denunciando que lo que Goldstein
y los laboratorios que lo apoyan quieren hacer es medicalizar
la sexualidad de las mujeres. Leonore Tiefe, una veterana
psicóloga especialista en disfunciones sexuales femeninas,
fue especialmente contundente en la conferencia que
pronunció. «Veo mucha urología, mucha ginecología, farmacología,
psiquiatría y geriatría en esta reunión. Echo de menos
a la sociología, a la antropología médica, a la historia
de la medicina y a los estudios étnicos. Creo que lo
único que se pretende en esta conferencia es promover
la medicalización de los problemas sexuales femeninos,
para así establecer normas universales y decidir cuáles
son los problemas y cómo hay que tratarlos con fármacos».
De
forma similar, quizá algo más suave, se expresó John
Bancroft, director en la Universidad de Indiana del
Kinsey Institute (EEUU) para la investigación del sexo
y de la reproducción. Bancroft insistió en que las dificultades
sexuales femeninas no están centradas, como pasa en
los varones, en la fisiología y, consecuentemente, en
los problemas del tejido eréctil o del orgasmo. El científico
recalcó que las mujeres pretenden disfrutar del sexo
de una manera diferente y que buscan mejorar aspectos
subjetivos de la relación sexual y no sólo la fisiología
de la misma. En cualquier caso una cosa sí es cierta:
Irwin Goldstein está abierto a todas las opiniones y
eso siempre es muy valorable.
Septiembre
2001
Fuente:
PSICOLNET Newsletter No. 58
Natalia
Jaramillo - Enfermera Licenciada, U.J.
Editora Contusalud.com
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